- ¿Qué es?
La
discapacidad visual es un término genérico que engloba muchos tipos
de problemas y dificultades visuales. Legalmente queda encuadrada
dentro del término ceguera legal y deficiencia visual toda persona
cuya visión en ambos ojos reuna, al menos, una de las siguientes
condiciones:
-Agudeza
visual igual o inferior a 0´1 (1/10 de la escala Wecker) obtenida
con la mejor corrección óptica posible.
-Campo
visual disminuido a 10 grados o menos.
Se
trata, por tanto, de un término amplio que engloba tanto al alumnado
que no posee resto visual como aquel otro que puede realizar
diferentes tareas utilizando instrumentos adecuados que potencien su
funcionalidad visual. Habitualmente se suele utilizar el término
discapacidad visual para englobar estos dos conceptos, si bien se
trata de dos poblaciones con necesidades educativas diferentes y, por
tanto, que requieren de intervenciones educativas igualmente
diversas:
- Personas con ceguera total: personas que no perciben luz o si la perciben no pueden localizar su procedencia
- Personas con restos visuales:
-Pérdida
de campo: reducciónn severa de su campo visual (pérdida de la
visión central o periférica).
La
discapacidad visual, dependiendo de la forma de percibir, se puede
distinguir en personas con discapacidad visual congénita o
adquirida.
- Necesidades educativas.
Según
Pablo Martín Andrade en "Alumnos con discapacidad visual.
Necesidades y respuesta educativa, las necesidades educativas
específicas que presentan los alumnos ciegos y con baja visión se
relacionan directamente con las implicaciones que resultan de la
deficiencia visual.
-
Establecer con él un vínculo desde lo personal y no desde el
déficit. Esto le da permiso para diferenciarse e integrar sus
propios sentimientos.
-
Permitirle autonomía. No ayudarle si no lo necesita. Hacerle ver sus
posibilidades reales.
- No
negar sus limitaciones. Preguntarle sobre sus necesidades. Si se
quiere saber algo de él, se le debe preguntar directamente.
-
Decir las cosas claramente. No evitar palabras relativas a la visión.
-Conocer
las características de este déficit, para actuar con naturalidad y
devolverle al alumno la imagen de una persona valiosa en sí misma,
por encima de su deficiencia.
- Dar
información adicional en los casos que el alumno no pueda percibir
los datos significativos por sí mismo.
- Es
necesario potenciar las experiencias personales del alumno en
relación con la vida real. Valorar sus experiencias y fundamentar en
ellas el lenguaje.
-
Potenciar la búsqueda de relación entre conceptos, la unidad del
discurso, la percepción relacionada de las cosas.
3. Dada
la especial dificultad que presenta la persona ciega para ubicar los
objetos en el espacio y establecer referencias de posición entre los
mismos, es necesario:
-
Procurar referencias concretas de la situación de objetos y
personas.
-
Procurar mantener un orden fijo.
-
Avisar de obstáculos, escalones o cambios de orden del mobiliario.
-
Estudiar los problemas inherentes a la estructura del entrono para
ver la posibilidad de adaptarlos y facilitar al alumno mayor
autonomía.
4. Por
último, de todo lo anterior puede deducirse la mayor lentitud que
tanto en la recogida de información como en la realización de las
tareas presentan los niños ciegos, de ahí la necesidad de:
-
Respetar el ritmo del alumno.
-
Proporcionarle estrategias muy claras de organización del trabajo.
-
Favorecer que planifique su propio trabajo: que haga un hábito de
esta planificación.
Todas
estas necesidades del alumno ciego y con baja visión deben ser
valoradas y consideradas en los distintos niveles de concreción
curricular: desde el proyecto curricular a la programación de aula
en la que se incluirá la adaptación curricular realizada para el
alumno deficiente visual integrado en el grupo.
- Algunos enlaces de interés:
-http://educacion.once.es/appdocumentos/educ/pro/Necesidades%20y%20respuesta%20educativa.pdf
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